domingo, 7 de diciembre de 2008

¿MUNICIPALIZAR LA EDUCACIÓN ES PRIVATIZAR?

EL LIBRE MERCADO DE LA ENSEÑANZA Y EL PERU PROFUNDO
POR ERNESTO TOLEDO

“Venimos a Lima tras cuatro días de huelga de hambre; somos profesionales y pedimos justicia y respeto al Magisterio”, dijo Flor Marina de la Cruz tras ser entrevistada en una radioemisora capitalina de alcance nacional. A la prensa peruana poco le importa que la directora del colegio 80852 del distrito de Cauchalda, a dos horas de camino de la provincia de Santiago de Chuco, en el departamento de La Libertad, exija respeto a la ley del profesorado, ante la colocación de autoridades educativas que nunca ejercieron docencia.
Bajar 3,700 metros de altura y llegar a la costa dejando 90 alumnos sin estudiar le permitió a Flor Marina recibir tan solo 35 segundos de las ondas hertzianas.
La misma suerte corrió su colega y paisano Francisco Baca, un docente del colegio 80769 de la localidad de Retambo, en el distrito de Quirubilca, quien recorre semanalmente tres horas y media a camino de herradura para llegar a la capital de la provincia e implementar su centro educativo con lo básico para la enseñanza. A muchos le aparcería paradójico que en la tierra del poeta universal César Vallejo, el idioma español es desplazado por barbarismos lingüísticos, compuestos por castellano, quechua y dialectos locales que predominan en gran parte de la sierra norte del Perú.
La lucha de los maestros es permanente y ante la falta de auditoria en la Unidad de Gestión Educativa Local UGEL de Santiago, exigen el cambio de autoridades y la nulidad de los contratos mal dados en presupuesto de factibilidad. Frente a la desidia de los representantes del Ministerio de Educación en su jurisdicción, el Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú SUTEP se convierte en su interlocutor; después de todo, no hay distrito ni provincia donde el gremio no se haga presente.
En medio de los ataques al SUTEP, desconocimiento a los resultados electorales en el Colegio de Profesores del Perú e intentos de “democratizar” a las instituciones de los maestros, el presidente electo Alan García pone una vez más en el tapete un tema que los periodistas llamaríamos “refrito” pues se refiere a la puesta en práctica de la Ley Orgánica de Municipalidades (NLOM), promulgada en el 2003 por el saliente mandatario Alejandro Toledo y que entrega los Centros Educativos a las Municipalidades del país sin garantizarles presupuesto para esta nueva responsabilidad.
Si en la anterior Ley los Gobiernos Locales tenían solamente funciones inspectivas en materia educativa y en colaborar en el mantenimiento y construcción de locales escolares de enseñanza primaria, ahora se les da una mayor responsabilidad al obligarlas a diseñar, ejecutar y evaluar el proyecto educativo de su jurisdicción y construir, equipar y mantener la infraestructura de los locales educativos de su jurisdicción de acuerdo al Plan de Desarrollo Regional concertado y al presupuesto que se le asigne.
Una optima Reforma Educativa debería permitir que los servicios de educación sean una de las formas que impulsen el fortalecimiento de la ética para el desarrollo, favorezca el crecimiento y la movilización del capital social e incentivo al trabajo científico y a la innovación tecnológica. Resultaría fácil pensar que un eficiente proceso de descentralización en la educación peruana pasaría por municipalizar las escuelas y librarle al Estado de su responsabilidad; sin embargo, desde la óptica de las clases populares, el proyecto de municipalización no está enmarcada en un proyecto Educativo Nacional. Los más entusiastas “municipalizadores” consumidos por el modelo de libre mercado, señalan que el financiamiento pasa por un plan de subvenciones y nuevos instrumentos financieros desde fondos municipales, regionales, nacional e internacionales; bonos educativos, participación de inversión privada vía accionariado difundido de profesores, agentes económicos, sociales y culturales.
Lo cierto es que ello apunta a reducir el financiamiento estatal en Educación y destinar mayores pagos a la Deuda Externa, reposicionando el dominio imperialista en el país. Para el pueblo va a significar mayores tributos locales por lo que cabe su cuestionamiento desde los propios Gobiernos Locales, los mismos que no se hallan preparados para afrontar el reto educativo. Si son innumerables las municipalidades distritales y provinciales que ni siquiera son competentes para manejar sus parques y la limpieza pública, el manejo de escuelas les quedará grande y no tendrán más opción que entregar las instituciones educativas a las manos privatizadas, contribuyendo así al objetivo capitalista de eliminar la enseñanza gratuita.
Todo este panorama genera algunas interrogantes: ¿Qué serán de las escuelas en comunidades santiaguinas como Nogoll, Quilla Hirca, Huaca Pongo y Quiris Quingai, donde Francisco y Flor Marina imparten sus conocimientos?; ¿sus respectivas municipalidades estarán en condiciones de solventar gastos en infraestructura, material pedagógico, desayunos diarios para los Caishentos (*) y capacitación docente?, ¿se resignarán a entregarlo todo al libre mercado de la educación?, ¿los inversionistas privados se animaran a subir 3,700 metros de altura para negociar con los campesinos la educación de sus hijos?. Las respuestas a todo ello la tienen los maestros rurales, los padres de familia y todo el magisterio nacional.
(*) Por Ernesto Toledo

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